El fin de semana me mudé a Tumbes, al norte de Piura y del Perú, específicamente la frontera con Ecuador, por tres días en un recorrido espectacular por unas playas con aguas calientes y cristalinas, en pleno invierno del país, pude observar y contemplar unos paisajes maravillosos de vida natural.
Empezando, por su gente con una amabilidad y buen trato característicos, la mayoría se preocupa por la hospitalidad, además, pude saborear unos platos exquisitos, término que encaja como anillo al dedo, pues desde un plato de ostras hasta uno de conchas negras, pasando por mariscos, langostinos y filetes, pude experimentar distintos sabores privilegiados que comprobaron la riqueza marina de estos lares. También la riqueza de sus playas, como Zorritos y muchas caletas más, que animan a cualquiera que se cruce por sus miradas a adentrarse entre sus olas.
El sábado por la noche estuve en Punta sal, aunque conocí poco, pues he prometido ir este fin de semana para conocerlo mejor, puedo asegurar que es uno de los mejores lugares para hacer turismo veraniego, se puede descansar con el frescor de sus olas y maravillados por su precioso amanecer, junto está Cancas una caleta de pescadores, ahora Canoas del Pescador, un lugar en donde abunda la riqueza marina.
El domingo estuve en Máncora, paseando por los dos entornos que se viven en la ciudad, el turístico y el local, la diferencia, el primero es más moderno y se expande mucho en infraestructura, el segundo poco desarrollado, típico lugar peruano. Máncora se caracteriza además, por ser atractivo para todo turista que quiere aislarse del mundo y vivir unos días de sol, arena y olas, junto con la tranquilidad del pacífico lugar, hay diversidad de hospedajes que están acondicionados para recibir a todos los que se animen a vivir una aventura.
Empezando, por su gente con una amabilidad y buen trato característicos, la mayoría se preocupa por la hospitalidad, además, pude saborear unos platos exquisitos, término que encaja como anillo al dedo, pues desde un plato de ostras hasta uno de conchas negras, pasando por mariscos, langostinos y filetes, pude experimentar distintos sabores privilegiados que comprobaron la riqueza marina de estos lares. También la riqueza de sus playas, como Zorritos y muchas caletas más, que animan a cualquiera que se cruce por sus miradas a adentrarse entre sus olas.
El sábado por la noche estuve en Punta sal, aunque conocí poco, pues he prometido ir este fin de semana para conocerlo mejor, puedo asegurar que es uno de los mejores lugares para hacer turismo veraniego, se puede descansar con el frescor de sus olas y maravillados por su precioso amanecer, junto está Cancas una caleta de pescadores, ahora Canoas del Pescador, un lugar en donde abunda la riqueza marina.
El domingo estuve en Máncora, paseando por los dos entornos que se viven en la ciudad, el turístico y el local, la diferencia, el primero es más moderno y se expande mucho en infraestructura, el segundo poco desarrollado, típico lugar peruano. Máncora se caracteriza además, por ser atractivo para todo turista que quiere aislarse del mundo y vivir unos días de sol, arena y olas, junto con la tranquilidad del pacífico lugar, hay diversidad de hospedajes que están acondicionados para recibir a todos los que se animen a vivir una aventura.
En Máncora, además se vive mucho el comercio, se puede apreciar variedad de artesanías, ofrecidas a los visitantes, oí a alguien comentar que ésta es la zona "hippy", hippies son los mochileros por turismo o por aventura, en Perú éstos buscan la forma de sobrevivir ofreciendo productos hechos a mano u otros, y vistiendo de manera “libertina” por decir algo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario