13 junio 2008

¿Alimentos vs. biocombustibles?



EN EL ÚLTIMO AÑO HEMOS OBSERVADO CÓMO EL PRECIO INTERNACIONAL DE LOS CEREALES CRECIÓ HASTA EN 150%. ALGUNOS CULPAN A LOS BIOCOMBUSTIBLES. EL PERÚ SE ALISTA PARA UN DESPEGUE DEL NEGOCIO DEL BIODIÉSEL Y EL ETANOL. LA DISCUSIÓN ES CÓMO EVITAR QUE SE AFECTE LOS PRECIOS DE LOS ALIMENTOS

¿Es correcto producir biocombustibles en un contexto de crisis alimentaria? Esa fue una de las preguntas que lanzó con rudeza el Vaticano durante la reciente cumbre de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), realizada en Roma hace más de una semana. El mayor cuestionamiento fue dirigido a EE.UU., que ha decidido subsidiar los cultivos de maíz para producir etanol. Este año, 76 millones de toneladas del cereal cultivado en ese país no se dirigirán a estómagos humanos, sino a los tanques de los vehículos con el propósito de reemplazar al petróleo, que amenaza con alcanzar la barrera de los US$ 200.

La crisis energética ha desencadenado un problema que genera inflación en los alimentos, lo que está afectando a los más pobres del mundo. Y aunque en este tema también hubo otras causas, el uso del maíz para producir etanol tiene una alta cuota en la presión al alza en el precio internacional de los cereales.

También los pobres del Perú han sufrido ese capítulo. La tasa de inflación en alimentos y bebidas creció el año pasado en 6,1%, mientras que la inflación total fue 3,9%. El Banco Central de Reserva estima que por cada incremento de los precios internos del maíz, trigo, soya y azúcar en un 10%, en conjunto, la inflación crece en 0,66%.

En tal escenario, hoy se abre un debate en el Perú sobre cómo despejar un futuro impacto negativo en nuestra seguridad alimentaria que se genera por el galopante negocio de los biocombustibles. Se teme que si se quitan hectáreas a cultivos locales, por ejemplo al arroz o al maíz (en estos productos nos autoabastecemos), sufriremos una escalada en los precios internos.

Por lo pronto, los voceros del Gobierno han descartado la posibilidad de destinar los cultivos de maíz para la elaboración del etanol. No queda claro aún si eso será parte de una legislación prohibitiva, como ocurre en México.

CAÑA Y PALMA
Los proyectos de inversión en el Perú ya arrancaron hace meses, tanto en biodiésel como en etanol. En ambos casos se está privilegiado el uso de caña de azúcar, palma aceitera, piñón, canola y otros.

La presencia de nuevos proyectos se debe, en parte, a que se ha dispuesto incorporar obligatoriamente un 7,8% de etanol en las gasolinas a partir del 2008 y de 2% de biodiésel (B2) en el diésel a partir del 2009. Para el 2011 se obligará al uso del 5% de biodiésel. Sin embargo, la cantidad involucrada en los proyectos en lista superaría nuestras necesidades internas, debido a que existe gran interés en exportar lo producido.

Los proyectos más conocidos son los de la costa, sobre todo en etanol (grupo Romero y Maple en Piura). En la zona del oriente, los gobiernos regionales de San Martín, Loreto y Ucayali ya tienen una cartera de proyectos de biodiésel y etanol. Específicamente, en San Martín se espera cultivar caña de azúcar para etanol. Incluso en Ucayali existe un proyecto de elaboración de etanol a partir de la yuca, que está en fase de experimentación.

El gobierno de turno se ha planteado evitar el riesgo de una disminución de las hectáreas de cultivos para alimentación, la deforestación de la selva y la intensificación de las disputas por el uso del agua, detalló el director general de Promoción Agraria del Ministerio de Agricultura, Óscar Sebastiani.

"Este es un tema difícil. No está muy claro dónde habría que poner el equilibrio", reflexiona Eduardo Zegarra, investigador de Grade en temas agrícolas. La preocupación de Zegarra es que actualmente ya existen en nuestro país conflictos por el uso del agua y los proyectos de inversión de biocombustibles podrían agravar esa situación.
Al respecto, el presidente de Conveagro, Luis Zúñiga, expresó temor de que algunos proyectos de etanol hechos con caña de azúcar no tengan asegurado el abastecimiento de agua.


NO HAY PROBLEMA
Sin embargo, en el caso de la cantidad de terrenos para una convivencia de cultivos que se destinen tanto a biocombustibles como a alimentos, Zúñiga señaló que existe espacio para todos. "Nosotros no tenemos problemas con que se siembren cultivos destinados al etanol o biodiésel. Incluso hoy observamos que el cultivo de palma aceitera es una vía de desarrollo en la selva. En algunos casos se está dejando de sembrar hoja de coca", sostuvo.

En cuanto a las dos preocupaciones mencionadas --terrenos para alimentos y uso del agua--, el gerente general de la Asociación de Productores de Azúcar y Biocombustibles (Appab), Freddy Flores, considera que el negocio del biocombustible debe estar regido, al menos, bajo cinco condiciones.

En primer lugar, considera que el Gobierno debe emitir una norma que permita el cultivo para etanol solo en tierras eriazas; segundo, el uso del agua debe darse a través del riego tecnificado; tercero, la planta debe cogenerar su propia energía para no usar petróleo; cuarto, los cultivos para el etanol deben ser eficientes, es decir, hechos con caña de azúcar --nunca con maíz--; y, por último, cada proyecto debe contar con un estudio de impacto ambiental (EIA) que defina su incidencia en el ecosistema y en la seguridad alimentaria.

EN LA SELVA
Sebastiani, del Minag, señala que gran parte de las ideas formuladas por Flores ya están siendo tomadas en cuenta en la política que se espera terminar de formular en los próximos meses, de manera multisectorial, sobre el negocio de los biocombustibles.

Sin embargo, agrega que la idea no es poner solo trabas sino también promocionar. En ese sentido, la balanza se inclina más a que el Estado promocione las inversiones de los biocombustibles en la selva, tanto etanol como biodiésel. La razón es que en esa parte del Perú abundan agua y terrenos.

Sebastiani señala que ya se inició un catastro de las áreas deforestadas, que suman 8 millones de hectáreas, para identificar cuáles servirían para cultivos agrícolas.
Sin embargo, todo es parte de una discusión que se espera resolver pronto antes de que las inversiones avancen sin una política de gobierno que las oriente y ordene para que todos salgan ganando.

Fuente: El Comercio