John Danner profesor de UC Berkeley de los cursos de emprendimiento y modelos de negocios, y también profesor visitante de Princeton, estuvo en nuestro país hace unos pocos años en una conferencia sobre innovación. En un momento de la misma, realizó un entretenido juego de palabras separando las sílabas de la palabra innovación I-In- no- nova- ovación y, a través de este ejemplo, explicó una serie de interesantes conceptos sobre este tema. Tomado de él esta idea, quiero reflexionar en este blog acerca del por qué, el cómo y con quiénes debemos contar para innovar estratégicamente.
Empecemos de atrás para adelante. Innovamos para recibir una ovación debido a nuestra genialidad y una recompensa económica. Buscamos un resultado que nos otorgue una diferenciación o nos dé una ventaja competitiva. Innovamos para ser mejores que la competencia e incluso, de ser posible, hacerla irrelevante. Como nos sugiere R. Mauborgne y W. Cham Kim en su libro La estrategia del océano azul, ser únicos en el mercado el mayor tiempo posible. Ser disruptivos para cambiar las reglas de juego. El concepto de innovación disruptiva es de Clayton Christensen y en este excelente video de HBR nos lo explican claramente.
Asimismo, la innovación nos hará recibir la ovación de otros, a través del reconocimiento en foros empresariales, premios y concursos. Esto es buenísimo, porque innovar no es nada sencillo, es ingrato y además incierto. Se toman grandes riesgos. Por ello, que la recompensa sea espectacular es fundamental para sostener este proceso que puede llevar muchos años y frustraciones. Si hemos emprendido el camino de la innovación nunca perdamos de vista este norte que no permitirá que abandonemos.
La revista Forbes publicó una lista con las 30 innovaciones más importantes de los últimos 30 años ver: Top 30 Innovations Of The Last 30 Years
Observamos en esa lista de innovaciones tecnológicas que han y están cambiando el mundo, innovaciones en el campo de la salud que ayudarán a la humanidad en su lucha contra la enfermedad, e innovaciones sociales que servirán para el desarrollo humano de todos.
Observamos en esa lista de innovaciones tecnológicas que han y están cambiando el mundo, innovaciones en el campo de la salud que ayudarán a la humanidad en su lucha contra la enfermedad, e innovaciones sociales que servirán para el desarrollo humano de todos.
¿Por qué innovamos? Por la ovación y la recompensa. Pero no perdamos de vista que con la innovación, hemos redefinido el futuro, hemos contribuido a hacer un mundo mejor, en base a empresas sostenibles.
No. Esta sílaba está al medio de la palabra. Tiene una connotación negativa, de prohibición o de que no se puede. Cuando estamos en un proceso de innovación es muy probable que las razones para no innovar sean más que la razón para innovar. Mira la siguiente lista:
No innovamos porque es muy riesgoso. No innovamos porque hay incertidumbre. No innovamos porque no lo hemos inventado nosotros. No innovamos porque no es el momento. No innovamos porque si está funcionando bien ¿para qué cambiar? No innovamos porque con ello amenazamos el estatus quo o la zona de confort. No innovamos porque no lo entiendo.
En el cómo de la innovación, en el proceso mismo de innovar, será fundamental romper cada una de estas barreras. Hay que asumir grandes pero controlados riesgos. Mira el caso del Cirque du Soleil. Si esperamos a que la incertidumbre se disipe, te aseguro que habrás llegado tarde. Considera muchos de los ejemplos de empresas que han sido sustituidas porque esperaron por la certeza.
De otro lado, el concepto de innovación abierta es una de las ideas más prometedoras en los últimos años. La innovación abierta ha adicionado extraordinarias nuevas posibilidades para las empresas, al incorporar en sus sistemas de innovación la voz, la inteligencia y las ideas de sus usuarios. Sobre este tema te recomiendo el video de Charles Leadbeater sobre la era de la innovación abierta, donde empieza contando la historia de la creación de las bicicletas de montaña por los usuarios y no por los fabricantes de bicicletas.
Una empresa que se duerma en sus laureles es candidata a ser reemplazada, y para ello, constantemente el liderazgo ha de estar retando el estatus quo. Finalmente, hemos de aprender continuamente. Debemos romper nuestros modelos mentales que nos hacen rígidos, y buscar la maleabilidad de una mente joven e inquisidora. El día que no queramos aprender cosas nuevas y le tengamos miedo a las nuevas tecnologías, mejor será que nos jubilemos. Los no en la innovación hemos de transformarlos en sí: í al cambio, a la apertura, a probar cosas nuevas y, sobre todo, cuando mejor nos va prepararnos para dar esos cambios radicales de cara al futuro.
Ya hemos comentado en este blog algunas de las ideas por qué innovar, así como algunos de los obstáculos en un proceso innovador. Ahora es el turno de tratar el tema de quien debe innovar.
I (In) es la primera letra de la palabra innovación, en castellano como en inglés. En inglés también significa yo. Por tanto, la primera respuesta a esta pregunta empieza por uno mismo. Cualquiera que esté en una posición de liderazgo debe ser consciente que si no innova entonces ¿quién lo hará?, así como que si no es ahora ¿entonces cuándo?
La innovación es claramente una tarea que está en el top 3 de las agendas de los CEO´s. Son ellos los que deben marcar el paso, crear el contexto e inspirar. Pero, a la pregunta ¿quiénes deben innovar en la empresa? la respuesta más completa nos la da el reconocido experto en innovación, Robert B. Tucker, en su libro Innovation is Everybody’s Business: How to Make Yourself Indispensable in Today’s Hypercompetitive. En esta publicación nos ofrece una serie de interesantes sugerencias al respecto.
Fuente: Gullermo Quiroga - Semana Económica